He aprendido a amar los secretos. Parecen ser los únicos capaces de prestarle cierto misterio o fantasía a la vida moderna. Lo más banal resulta delicioso con sólo esconderlo.

Este libro cuenta la historia de un joven llamado Dorian Gray cuya belleza y juventud es admirada por Hallaward Basil (artista), quien pintará un retrato del mismo. Tras terminar el retrato, Basil queda fascinado ante la hermosura de Dorian, sumergiéndose este último en el mito de la eterna juventud y recreando una especie de pacto con el demonio. A partir de aquí ocurrirán una serie de sucesos que incluso llevarán a nuestro protagonista a odiar la juventud.
Entre los diferentes mensajes que pretende transmitirnos, destaca sobretodo la eterna juventud, imposible de conseguir y que acarreará consecuencias muy graves a Dorian. Su idea es enseñarnos a disfrutar de nuestra juventud y adolescencia, aprovechándola al máximo y olvidándonos de que no es eterna. Nos hace reflexionar sobre si es bueno anteponer nuestra belleza física a la espiritual.
Me ha gustado mucho Henry porque me identificaba con él en varias ocasiones cuando explicaba algo a Dorian, tratando temas sobre los que yo también había reflexionado antes. Por ejemplo, en un capítulo dice que los secretos son el misterio de la vida, pues muchas veces cuando una persona no nos cuenta un secreto nos llenamos de intriga por dentro. Aunque es un personaje con una mentalidad bastante machista, propia de la época, que valora muy poco a las mujeres.
Recomendaría este libro a todo aquel apasionado por la lectura, ya sean adultos o jóvenes. No lo recomendaría a personas que no amen leer y no tengan hábito. 

 

 

Wilde, Óscar: El retrato de Dorian Gray. 1890.

Reseña realizada por Marta Jiménez Solana, 4ºB.