Leyendo

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miércoles, 26 de octubre de 2016

Cuidate el corazón Aureliano... Te estás pudriendo vivo

Este libro me ha gustado mucho. Me encanta la forma de narrar del autor; es preciosa, de hecho he subrayado o rodeado palabras que no conocía y que me fascinan. Nunca había leído nada de realismo mágino y creo que es uno de los elementos que hará que me haya parecido hermoso.
Hay citas, como cuando muere el coronel Aureliano Buendía y llueven flores amarillas, que no entiendo pero que me resultan mágicas: no sé cómo describir el efecto, pero es como si todo se parase y se produjera un silencio en mitad de Macondo por su pérdida indescriptible.
Los personajes que más me gustan son: Melquíades (no sé por qué, pero a mi mente es como un sabio, un maestro, misterioso y de mirada penetrante) y Úrsula, sobre todo cuando se queda ciega, por cómo mira el mundo, los detalles que percible y saborea, que la etiquetan como vieja loca. También es muy tierna cuando empieza a mezclar acontecimientos de hace años con los actuales, quizás porque me recuerda a mi abuela, que tuvo Alzeihmer; también el coronel Aureliano Buendía, Arcadio Segundo y José Arcadio Buendía.
Personalmente Amaranta me resulta genial, sobre todo porque va cogiendo protagonismo a medida que envejece, pero no puedo comprender por qué rechazaba a Pietro Crespi, si estaban enamorados uno del otro, y así a todos los pretendientes. Su muerte es curiosa, es como si, después de toda una vida de sufrimiento, bordar su propio "manto para envolver elcadáver" en pacto con la muerte fuera una manera de darle la oportnidada de elegir el momento y quedarse tranquila, es que no atiendo a explicar la sensación.
Me ha hecho pensar mucho, pero no creo que pudiera sacar una conclusión para la vida, francamente ha sido un libro que me ha dejado huella, no solo por la historia sino por la confusión de saber encajarlo. Me explico maravillosamente, lo sé.
Se lo recomentaría a alguien que tuviera muchas ganas de filosofía y reflexión, y yo los tenía; por eso lo empecé.

García Márquez, Gabriel: Cien años de soledad. Debolsillo, 2014.

Marisa Salvador.

Nada más escuchar su nombre supo perfectamente de quién se trataba

Qué me indujo a leer este libro: además de unos comentarios que escuché en otras personas y también los anuncios de televisión, este título me llamó mucho la atención porque es tan de la vida real, y lo viví tan cercano a mí, que no tuve más remedio que comprármelo.
Harriet Vanger desapareció en una isla, propiedad de una poderosa familia. A pesar de la protección policiar que tenían, de la muchacha ni rastro. No supieron qué le pasó: si se fue voluntariamente o la raptaron; el caso de su investigación quedó cerrado. Pero su tío Martin Vanger insistió en resolver esta desaparición. Llamó a un periodista llamado Michael Blomkvist para que anónimamente investigara lo sucedido. Este periodista, a su vez, contratra a una joven que está haciendo sus prinitos en el periodismo privado; es inexperta pero eficaz y tiene otras cualidades. La joven periodista se llama Lisbeth Salander.
Esta novela es conflictiva, fascinante: tiene crímenes y castigos, perversiones sexuales, un entramado violento, pero a la vez también hay ternura y amor; en el fondo, amor de algunos familiares. Cuando dedicas un rato a la lectura, todas las hojas que estás leyendo parecen pocas. Me llamó la atención cómo en las familias puede haber tanto odio: en este caso se trata de familias adineradas que se fueron matando unos a otros por el poder y los vicios.
En realidad es el primer libro de una trilogía.



Larsson, Stieg: Los hombres que no amaban a las mujeres. Editorial Destino. 
Aguas Santas (familiar).


sábado, 1 de octubre de 2016

He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.


Bueno, a ver cómo os hablo yo de El Principito. Él nunca responde preguntas, vive muy lejos de la Tierra en un planeta bastante pequeñito; en su planeta tiene tres volcanes, una rosa y un cordero en una caja. El Principito ama a su rosa, aunque a nosotros puede parecernos una simple flor, para él es única en el mundo. Todas las mañanas procede a la limpieza de sus tres volcanes y arranca cualquier atisbo de baobab. Él sabe distinguir un sombrero de una boa que digiere a un elefante, no es como las personas grandes.
Este es, definitivamente, mi libro, el libro. Desde la dedicatoria que Antoine de Saint-Exupéry hace a León Werth, justo al principio, hasta la última hoja, consiguió enamorarme a cada palabra. Pasar sus páginas es lanzarse a la aventura de explorar al ser humano en toda su esencia. Universal. Para cualquier edad, no importa que seas chico o chica, ni tampoco importa tu religión o tu cultura. Significa mucho para mi, cómo lo descubrí y cuando. Las veces que lo leí desde entonces, en todas ellas me pareció distinto, esta lleno de perspectiva y simbolismo. Para amar la vida y a las personas que conoces por el camino, para no olvidarlas, sentirlas y comprenderlas.
Lo recomiendo a todo el mundo, como me lo recomendaron a mi: leedlo sin prejuicios ni miedo, simplemente leedlo y ya luego me contáis.



Antoine de Saint-Exupéry, El Principito. Ed. Salamandra, 1946.
Marisa Salvador Martínez, 4ºESO.